martes, 24 de junio de 2008

El cuerpo humano produce el “elixir de la eterna juventud”.

La dihidroepiandrosterona (DHEA) es una hormona esteroide que se fabrica en las glándulas adrenales a partir de colesterol. Los niveles plasmáticos de DHEA y de su sulfato descienden alrededor de un 2% anual a partir de los 35 años. Existe una relación inversa entre la mortalidad y los niveles de estas hormonas. Niveles bajos de DHEA son responsables de algunos de los problemas habituales de la madurez y del envejecimiento. La mejora del sistema inmunológico tras tratamientos con DHEA, es debido a que activa las células inmunocompetentes y la producción de linfocinas antiinflamatorias. Esto explica, los efectos de esta hormona disminuyendo la frecuencia de ciertos tipos de cánceres que aumentan con la edad.

La DHEA es una hormona que puede utilizarse para minimizar muchos de los cambios habituales relacionados con la edad que afectan a la calidad de vida y así mantener una mejor función global del organismo

La dihidroepiandrosterona (DHEA) es una hormona esteroide, relacionada con la testosterona y del estrógeno, que se fabrica en las glándulas adrenales a partir de colesterol. Su producción es máxima se alcanza alrededor de los 20 años de edad, y a partir de los 30-35 años, su producción empieza a decaer, siendo mínima a partir de los 75 años. La importancia de ésta radica en que se la ha asociado con procesos tales como la prevención de cáncer, el efecto anti-VIH, la mejora de la fatiga crónica y de la osteoporosis, la regulación del peso, el aumento de la masa muscular y la mejora de la piel, así como otras acciones que la han dado a conocer como el “elixir de la eterna juventud”.El presidente de honor de la Sociedad Española de Medicina Estética, José Ricardo Cabo-Soler participa en Fibell 2008 con una ponencia que lleva por título “Envejecimiento Saludable y DHEA: Nuevos datos”. En ella el experto asegura que “los niveles plasmáticos de DHEA y de su sulfato descienden alrededor de un 2 % anual a partir de los 35 años. Existe una relación inversa entre la mortalidad y los niveles de estas hormonas. Niveles más bajos de DHEA pueden, en parte, ser responsables de algunos de los problemas habituales de la madurez y del envejecimiento”. Aclara el experto que “existe también una relación inversa entre los cambios en la DHEA y la obesidad, la intolerancia a la glucosa e incluso la diabetes y las enfermedades cardiovasculares”. Tras esta consideración, José Ricardo Cabo-Soler asegura que “la administración exógena de la hormona para alcanzar y mantener niveles fisiológicos de edades más jóvenes, puede ayudar a corregir o mejorar algunos de estos problemas”.Subraya el especialista la importancia de destacar que “la mejora del sistema inmunológico tras tratamientos con DHEA, es en parte debido a que activa las células inmunocompetentes y la producción de linfocinas antiinflamatorias. Esto explica, en parte, los efectos de esta hormona disminuyendo la frecuencia de ciertos tipos de cánceres que aumentan con la edad, descrito en algunas especies animales”.Diversos estudios en seres humanos de más de 40 años han mostrado algunos efectos interesantes de la administración de DHEA, “aumentando la sensación de bienestar tanto físico como psíquico, probablemente debido a un mejor estado anabólico, debido el aumento de los niveles del IGF-1”.

Las investigaciones más recientes están confirmando un número considerable de efectos positivos de la DHEA.

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